Lamentamos informar que el eminente científico John B. Goodenough, reconocido mundialmente como el creador de las baterías de iones de litio, ha fallecido a la edad de 100 años. Su legado perdurará como uno de los pilares fundamentales en el avance de la tecnología moderna, especialmente en el desarrollo de dispositivos electrónicos portátiles y vehículos eléctricos.
Goodenough nació el 25 de julio de 1922 en Jena, Alemania. Durante su ilustre carrera, demostró ser un pionero incansable e innovador en el campo de la ciencia y la tecnología. Después de obtener su doctorado en Física en 1952, se unió al prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Fue durante su tiempo en el MIT, en la década de 1950 y 1960, que Goodenough desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la memoria de acceso aleatorio (RAM), un componente esencial en muchos productos informáticos modernos.
Sin embargo, fue en 1980, mientras trabajaba en la Universidad de Oxford, cuando Goodenough logró un avance revolucionario al crear un cátodo compuesto por capas de litio y óxido de cobalto. Esta innovación permitió el desarrollo de baterías de iones de litio con una mayor capacidad y una tensión más fuerte, al tiempo que mejoraba significativamente la seguridad en comparación con las baterías anteriores, como las de plomo y las de níquel-cadmio.
El trabajo de Goodenough sentó las bases para la tecnología de las baterías de iones de litio, que ha transformado por completo la industria electrónica. Gracias a sus investigaciones pioneras, los teléfonos celulares y las laptops pudieron volverse más compactos, rápidos y duraderos, allanando el camino para la era de la comunicación móvil y la informática portátil.
Además de sus contribuciones en el campo de las baterías, Goodenough continuó siendo un investigador activo hasta bien entrada su nonagenaria, trabajando en el desarrollo de tecnologías de baterías de próxima generación para energías renovables y vehículos eléctricos. Su incansable dedicación a la ciencia y su incansable espíritu innovador lo llevaron a recibir numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida, incluyendo el Premio Nobel de Química en 2019 y la Medalla Nacional de Ciencia de los Estados Unidos en 2011.
Si bien la industria se encuentra en transición hacia baterías de estado sólido con mayor densidad, carga más rápida y costos más bajos, es innegable que el legado de Goodenough será sentido durante muchos años. Su trabajo ha sentado las bases para el desarrollo de tecnologías que han cambiado la forma en que nos comunicamos y nos movemos, y su influencia perdurará en la historia de la ciencia y la tecnología. Su legado es un recordatorio inspirador de cómo una mente brillante puede impactar positivamente en el mundo y dejar un legado duradero.